Por Simone Cecchini
En el nuevo libro “The cost of inequality in Latin America” del profesor Diego Sánchez-Ancochea de la Universidad de Oxford, que he tenido el gusto de leer hace pocos días antes de su publicación en diciembre de 2020, se posiciona a América Latina como el principal “laboratorio” a nivel mundial para aprender sobre desigualdad. En negativo, por la alta concentración de los ingresos, la riqueza y la influencia política en el 1% más rico de la población; por las dificultades de mantener la democracia en un entorno tan desigual; así como por los elevados niveles de informalidad, violencia, racismo y segregación residencial y social. En positivo, por las ideas desarrolladas para enfrentar la desigualdad, el rol de los movimientos sociales (desde el Movimiento de los trabajadores rurales sin tierra en Brasil hasta el movimiento estudiantil de los “pingüinos” en Chile), así como por las políticas públicas que han logrado tener éxitos en la reducción de la desigualdad.
En el campo de las ideas, Sánchez-Ancochea, junto a discutir la teoría de la dependencia, la teología de la liberación y la pedagogía de Paulo Freire, destaca y muestra su admiración hacia Raúl Prebisch y el pensamiento estructuralista, que ha sido objeto de sus clases en la Universidad de Oxford. Además, con la CEPAL comparte la mirada histórica de la desigualdad, que remonta al período de la colonización, y el entendimiento que la desigualdad no se refiere solo a los ingresos, sino que también a otras dimensiones, como el género, la raza y la etnia, en lo que en CEPAL hemos llamado “matriz de la desigualdad social”.
La mirada histórico-política es central a los análisis del libro. Sánchez-Ancochea muestra que mucha de la inestabilidad que caracteriza a la región deriva de la tensión entre elites poderosas y la masa de población de ingresos bajos. El pleno ejercicio de la democracia es restringido por las desigualdades: pensemos que por mucho tiempo el voto era solo para los hombres, o que los analfabetos no podían votar. La democracia restringida y el autoritarismo han tenido impactos muy concretos, por ejemplo, en la desregulación del mercado laboral, la desprotección social y las débiles políticas sociales de educación y salud.
Una de las tesis que amerita ser profundizada con más investigación es aquella sobre los efectos desigualadores de los gobiernos de líderes carismáticos o “populistas”, por el debilitamiento de las instituciones, la corrupción y la concentración del poder en el ejecutivo, conectados a políticas económicas insostenibles, gatilladoras de crisis financieras, y al debilitamiento de los movimientos sociales independientes. Sin embargo, el propio autor reconoce que varios de esos gobiernos (ejemplos históricos siendo Juan Domingo Perón y Getúlio Vargas) adoptaron medidas, como los salarios mínimos, topes a las horas laborables y la creación de los institutos de seguridad social, que contribuyeron a reducir, no aumentar, la desigualdad.
En cuanto a propuestas, Sánchez-Ancochea es realista sobre la dificultad de proveer recetas para reducir rápidamente la desigualdad. Llama a la necesidad de tener una narrativa que contribuya a crear amplias coaliciones pro-redistribución y a convencer a la elite que tanta desigualdad no le conviene. En última instancia, llama a construir un nuevo modelo de desarrollo, que justamente es el mensaje el último informe del Período de Sesiones de 2020 de la CEPAL, “Construir un nuevo futuro. Una recuperación transformadora con igualdad y sostenibilidad”.
Los lineamientos de política pública para disminuir la desigualdad propuestos en el libro, que parte por el reconocimiento que en la región no se sigue suficientemente a Keynes, incluyen la regulación financiera y de los mercados laborales, las políticas industriales, la reforma agraria, reformas fiscales orientadas a aumentar los impuestos a la riqueza y políticas sociales universales para el fortalecimiento del Estado de bienestar, incluyendo el ingreso básico universal.
En conclusión, se trata de un libro que, sin ser demasiado extenso, es muy riguroso y completo en sus análisis, abordando tanto las causas como las consecuencias de la desigualdad en nuestra región. Dona también al lector ejemplos reales de vida, uniendo así lo cuantitativo con lo cualitativo, conectando los datos sobre desigualdad con las vivencias de las personas. Es un libro escrito con pasión, que creo que se convertirá en una lectura obligada para los que estudian nuestra región.
Simone Cecchini es Oficial Superior de Asuntos Sociales de la División de Desarrollo Social de la CEPAL.
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